Laundry

Es dificil tomar la decisión correcta a cerca de cuando es el momento indicado para dirigirse al horrible sótano de la colada. A mi llegada a este lugar, tomé la decisión de que solo acudiría allí en momentos de desesperación absoluta, esto es, cuando mi reserva de prendas íntimas estubiera llegando a su fin. Pero esta semana, la vida es más dura si cabe aquí, después del glorioso, esperemos, examen de ayer, me sigue aguardando otro este viernes y esta mañana al mirar el cajón me he percatado de que mi colección de calzoncillos y calcetines se esta viendo seriamente mermada.
¡¿Cómo puede pasar esto sí el otro día estaba repleto?!
La cuestión es que el tiempo que se puede llegar a perder en el agujero, nunca es menor a dos horas, horas que podría invertir en precioso tiempo de estudio, a cerca de alguna odiosa, aburrida e intrascendente materia...
He tratado de buscar voluntarios, esas almas caritativas que viajan miles de kilometros para ayudar a gentes que no conocen y que probablemente no les agradecerán su sacrificio, cosa que yo seguro que haría, pero en este país dos horas rodeado de maquinas de lavar y de no-secar ropa, no está muy de moda, al menos claro está, que sea en orden a tu propio interes.
Otra opción era contratar algún tipo de asalariado para estos menesteres, pero dimos de nuevo con la particular ideosincrasia de este país en el que tendrías que pagar impuestos hasta por respirar, si se pudiera instalar un mecanismo en cada uno de los que pasean por este trozo de mundo a modo de contador de litros de aire consumidos, a veces es mejor no dar ideas...

Ahora es cuando empiezan a saltar las alarmas, y el español vago y guarro aparece extereotipado en mi persona, nada más lejos de la cruda realidad, yo puedo afirmar que nunca tube ningún problema en eso de ducharme en unas condiciones propias, siempre preferí el agua caliente a la fría, pero para gustos están los colores, o en este caso las temperaturas... Y lo cierto es que siempre me ha gustado lucir un aspecto más o menos pulcro y arreglado, aunque nunca muy formal. Mi único problema aki es meramente estadístico, ya me direis si es muy alegre pasar dos horas de tu vida metido en un hoyo, alicatado de azulejos blancos desde en suelo al techo, en el mejor estilo de hospital psiquiátrico, contemplando como gira y gira el tambor de dos artilúgios mecánicos, y lo que es peor, muy probablemente acompañado de dos chinos que no van a intercambiar ninguna palabra contigo, porque como ellos si hablan chino, a tí no te necesitan para nada.