jueves, junio 26, 2008

Requiem

Hay mucho ruido en la calle, yo sigo esperando en silencio, las tardes pasan cansinas, sin ganas.

Hice algo muy feo, algo que no puedo controlar una y otra vez, algo que nos pone en apuros y que veta nuestras sonrisas.

No es tanto lo que me pides, es razonable y saludable, en mi demencia no puedo ver.

La solución está ya cercana, el desenlace es nuestro, más yo miro y no veo, sigo sin ver y la meta nos encima.

Siempre te dije que admire tu clarividencia, tu capacidad de asumir las cosas, encajar los golpes y ver siempre una solución.

Es en esos momentos de egoismo, donde yo no puedo imaginar, un segundo más, cuando apareces, y yo ser pequeño, me rindo de nuevo, ante la razón, tu razón, la que me das y me mece, la que me susurra de noche, la que expulso en mi obcecación.

Lo vales todo, por encima de todas las cosas, ojalá un día pueda yo estar a tu altura, poder hacer esas cosas que tu haces, calmarte con mejores armas que chistes de bufón y muecas de demente.

Has tenido que soportar mucho desasosiego, por mis errores.

Lo siento mucho, mil perdones.

Ahora que ya te alcanzó, ahora que casi puedo tenderte la mano.

Te amo, te amé y te amaré.
Gracias mi vida, tus palabras son mi aliento.