viernes, octubre 19, 2007

Para mí, que siempre preferí el silencio

Siempre sospeché que algo así se avecinaba, lo supe sin saberlo, al principio no quise darle importancia, pero esa noche tuve un sueño. Soñé con la calma que sucede a las tormentas, ese olor, alguien me dijo que es ozono, tierra mojada bajo mis pies descalzos y un rayo de luz atravesando unos negros nubarrones que se alejaban.
Caballos trotando furiosos enfrentados, más caballos, jinetes acorazados, el estruendo de la tormenta que se cernía contra mi, ruido y más ruido, colosos de acero y malla sobre rocines frenéticos. La desesperación se apoderó de mi, poseso en medio del campo de batalla, desnudo frente a cientos de lanzas amenazantes.

¿Cómo habría yo llegado a ese lugar?, ¿por qué iba a morir en una guerra que no era la mía?

Estaba cercado, sin escapatoria, ¡ya vienen!, ¡ya están encima!


Golpeado, rojo, nada.


- Amor, tranquilo, solo fue una pesadilla.

- ¿Eres un ángel?

- No, soy yo, ¿no me reconoces?

- Sí! Eres mi ángel


La paz de nuevo, solos en silencio, contemplando un ángel, para siempre.