Mañana llegan los turistas.
De hecho ahora mismo problablemente estén terminado de empaquetar sus maletas, y en un par de horas o tres cogerán un bus camino a Barcelona.
El esquema de su viaje es otra odisea parecida a la última que yo viví en mis propias carnes, pero ellos tienen una ventaja, son cuatro.
Los señores Ignacio Antonio, Javier, Jesús y Eduardo, caminan a mi encuentro, esta es una visita sin programa, la verdad es que alguno quería organizar algo, pero como simpre siendo fiel a mi, ya se darán las cosas por si mismas.
Puesto que no lo voy a vivir y esta gente es probable que a estas horas ya no lo lea antes de su llegada, me he propuesto ironizar un poquito con la aventura que les viene encima.
Para empezar, el autobus nocturno de la una de la madrugada Zaragoza-Barcelona, estos viajes de tres o cuatro horas no suelen dar mucho juego, pero bueno, la cuestión es que yo apuesto que con la excitación de la expedición recien iniciada, ninguno va a poder cerrar un ojo y probablemente tampoco ninguno de los desdichados pasajeros que tengan alrededor.
Lo malo empezará cuando los saquen del autobus en Barcelona a las cinco de la madrugada, ¿qué hacer un lunes a las cinco de la mañana en Barna? La primera respuesta va a ser... "Tios vamonos al aeropuerto y allí pasamos el rato".
Zumbido de respuesta incorrecta en un quizz show... ¿¿No os habiais enterado de que el primer tren al aeropuerto sale a las siete de la madrugada??
Opciones:a) Dormimos un par de horas en la estación.
b) Una partidita de cartas.
c) Vamos a las vias a mirar como pasan los trenes.
Van a dudar entre b) y c), pero creo que si alguno ha recordado meter en la bolsa una baraja, será b).
Así aguantarán jugando al guiñote o al mus, yo diría que guiñote, hasta las seis y media de la mañana, entonces se empezarán a preguntar donde se sacan los billetes de tren para el aeropuerto. Descubrirán esas expendedoras automáticas de pasjes de tren cuyo idioma por defecto como no podría ser de otra forma es el catalán, tardarán como cinco minutos en comprarlos, y cargados con sus pesadas maletas, ellos piensan que por estas latitudes hace un frío del carajo y mamá les llenó la bolsa de ropa de abrigo como para ir a una guerra, enfilarán las vias de tren.
El trayecto al aeropuerto es como de veinte o veinticinco minutos y no deberían de tener muchos problemas en llegar bien.
Ahora tenemos a cuatro turistas en el aeropuerto del Prat a las siete y media de la mañana, empezando a pensar la razon por la cual en vez de en el bus de la una no salieron en el de las cuatro y además muertos de sueño...
¡Vamos a facturar las maletas!, soltará alguno y caminarán alegres al check in. Allí la suerte empieza a jugar de nuevo, si no tienen suerte el empleado de turno, todavía dormido, les espetará: "El vuelo aún no está abierto, siguiente...", pero si tienen una pizca de fortuna la respuesta será de este estilo: "Lo siento chicos, el vuelo aún no está abierto, no puede tardar mucho, volved en cosa de media hora, gracias. Siguiente..."
Así las cosas ellos se maldecirán en cualquier caso por su mala fortuna y querrán asesinar al amigo que compró los billetes de autobus tres horas antes de lo que debería de haber sido, a la vez, empezarán a experimentar los efectos de una noche sin dormir y buscarán cualquier lugar en donde les puedan servir un café cargadito y algo crujiente para desayunar de paso. Jugarán inconscientemente a aparentar ser el más entero y menos cansado-somnoliento de todos y así conseguirán mantener la compostura un rato más.
Pasadas las ocho se desharán de sus maletas, esperando que solo sea temporalmente, pasarán los controles de la policía y se dirigirán a su puerta de embarque emocionados, no todos los dias se coge un avión, solo que aun tendrán casi dos horas de espera en la teminal, puede que ahora a alguno le derrote el sueño, pero el resto jugarán otro rato a las cartas, si las tienen, y así aguantarán hasta la hora del embarque.
La excitación irá en aumento y seguramene alguien se acordará de sacar su cámara de fotos y empezará a fotografiar todo lo que se mueva al estilo compulsivo japones, así consumirán la última media hora antes de meterse de lleno en la aeronave.
Ellos confian en dormir durante el viaje, pero quedarán tan impresionados por la esbelta belleza de las azafatas que seguro que uno o dos de estos individuos no podrá apartar sus ojos de ellas. No prestarán atención a la pelicula y pasadas tres horas aterrizarán en Arlanda, pero claro, ahora será la una y cuarto, y el vuelo de enlace no saldrá hasta las cinco...y esta vez no quiero pensar en que la fortuna les sea adversa, no quiero ni pensar en que tengan algún retraso en el siguiente viaje.
La cuestión es que en Estocolmo, recogerán de nuevo su equipaje para volverlo a facturar... si, Sverige is different. Y de nuevo tendrán el mismo problema que en Barcelona, pero ahora todo es en inglés y eso va a complicar las cosas un poquito. Buscarán algo de comer y seguramente encontrarán un 7eleven y sus salchicas, en esto gastarán un rato pero hasta las cinco se van a aburrir como ostras. Se les va a hacer tan largo que sería aburrido hasta contarlo, así que lo voy a dejar...
Si el vuelo no se retrasa y embarcan bien, se asustarán de que a las cinco pasadas está ya oscureciendo y del avión de hélices que les tiene que traer hasta acá, ahora el vuelo será más corto´, el cansancio mayor y las azafatas menos guapas, así que esta vez dormiran todos. Llegarán a Växjo sobre las seis y yo les estaré esperando en la plaza de la universidad.
Ese será el fín de su odisea, si están muy cansados lo mismo ni se dan cuenta de lo peor, aquí ya no queda nieve.